Pero la práctica del Yin Yoga abarca muchos aspectos.
En primer lugar el practicante se convierte en el espacio de todo lo que surja, al permitir, aceptar y abrirse a todo lo que emerge, sin juzgar. En este sentido es una práctica espiritual y meditativa, observando, cediendo, incorporando y aceptando lo que nuestro cuerpo nos indica.
En segundo lugar es una práctica física que incide sobre las fascias y tejidos conjuntivos situados debajo de los músculos tales como ligamentos, huesos y articulaciones, renovándolos y consiguiendo mayor flexibilidad de una manera pausada y suave.
¿Cómo practicar Yin Yoga?
- En cada postura debes encontrar tu límite de comodidad, el punto donde tu cuerpo empieza a mostrar resistencia. Si sientes dolor o incomodidad ayúdate de alguna herramienta de apoyo hasta conseguir la postura que te permita mantenerte en quietud entre 3 y 5 minutos.
- Mantente ahí, respirando conscientemente hasta la total quietud del cuerpo físico.
- Siente como tu cuerpo se va soltando suave y profundamente, sin resistencia.
- Accede al espacio de tu mente. Cualquier pensamiento que surja déjalo pasar, no te identifiques con él, y vuelve a las sensaciones físicas de tu cuerpo y concéntrate en la respiración.
- No te juzgues si no alcanzas los límites que te has propuesto. La aceptación forma parte de la práctica.
Yin es el regreso hacia adentro, a la dimensión de la no forma, a la energía que permite que cada cosa suceda a su tiempo. Es un dialogo con uno mismo sobre nuestros límites, la incomodidad, la gestión de la quietud, la aceptación y la conexión con la conciencia.
Practica con nosotros.
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Namaste
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